jueves, enero 25, 2007

Gafitas, cuatro ojos, capitán de los piojos

-Doctor, ¿qué tiene mi niño que está tan triste?,
-Bulling, señora, su hijo lo que tiene es bulling.
-¿ y eso "quesloqueeehh"?, preguntó la señora entre asustada y confusa.
- Su hijo lo que sufre señora es acoso escolar.
-¡Hoohhtiiia!, espetó la señora dejándose caer en la silla.
Luisfer, el niño acosado, observaba la escena atónito, dirigiendo alternativamente la mirada hacia los dos adultos, la boca abierta dejaba ver un estupendo aparato dental recién puesto, que había venido a aderezar un rostro nada agraciado, gafudo y asolado por el acné juvenil.
-¿Se pondrá bien?-preguntó la madre angustiada.El médico dudó un instante y al tiempo que se quitaba las gafas contestó con gravedad.- con un largo tratamiento psicológico, terapia, y la ayuda de la comunidad educativa(en la que no dudó en incluirse) algo se podrá hacer, pero no le garantizo nada señora.
Invierno de 1980, Arturo Sobaquera degustaba durante el recreo un extraordinario bocata de patatera recia, era gordo, ¡gordísimo!, pero no obeso(término más modelno), con gafas de concha que le cubrían toooda la cara, tenía más granos que la Roma republicana y era hortera. Felipe, el gracioso de sexto de E.G.B, pasó por su lado y le espetó en su cara-¡gafitas, cuatro ojos, capitán de los piojos!; Arturo, lejos de llorar o traumatizarse(¿qué es eso?), cogió una piedra de las que había en el patio y la estampó contra la cabeza de Felipe.
Enterado el director del colegio del suceso de manera casual(entonces no había comunidad educativa), reunió a los dos chicos en su despacho y logró en cinco minutos, un par de collejas y dos pellizcos "braceros" atajar tamaña afrenta.
Hoy, Arturo Sobaquera es el pediatra de un niño llamado Luisfer...

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